viernes, 12 de agosto de 2016

Hoy he limpiado mi sable.

Con cuidado, con atención, pero sobre todo con cariño, siguiendo una antigua tradición japonesa que exige concentración y algo de meditación.  

Respira hondo, cierra un momento los ojos, imagínate limpiando esa "katana" con la que has luchado hasta hoy y con la que deberás luchar el resto de tus días. 

Esa es tu Katana, ahora sólo existe la katana y tu. 

Limpias tu katana de las batallas anteriores, de las ganadas, pero también de las pérdidas.  
No sólo la limpias por el tiempo pasado, también por las batallas que vendrán, aquellas que tendrás que luchar. 




Primero la tela suave para quitar todos los restos secos e inservibles, aquellos que no te llevarás a la siguiente batalla. Dedícale tiempo a esta labor, elimina de la katana todo aquello que no sirve y puede dañarla. 

Ya la tienes limpia la hoja, ahora preparémosla para las batallas futuras, golpea suavemente el filo con la bola de polvo de arroz, por toda la katana, con cuidado, con delicadeza. Con cada golpe recuerda a aquellos que han estado contigo en las batallas pasadas, sus luchas, sus enseñanzas, venera a aquellos que siguen contigo luchando y enseñándote a caminar, prepara el camino, habrá polvo, te dejarán huellas, tú también las dejarás... este es el camino del guerrero o de la guerrera.  
Con cuidado vuelves a utilizar la tela suave para retirar el polvo, suavemente limpias las huellas del camino andado junto a tu katana, como si limpiaras las ropas usadas la dejas en perfecto estado, es posible que no consigas retirar todo ese polvo, es el resto de aquellos pasos que no conseguiste eliminar, caminar no siempre es limpio, en ocasiones se rompen las botas, las vestiduras, pero hay que vivir con ellas. No siempre se camina sobre flores y el polvo deja restos. 

Ahora vierte un poco de aceite Koji en uno de los papeles de arroz y con sumo cuidado limpia la hoja de la katana, desde la base a la punta, utiliza este aceite para dejar preparada la hoja para las próximas batallas o para ser guardada, pero sobre todo, este aceite servirá para recordarte que debes suavizar tu camino, debes intentar vivir suavemente, sin afectar, sin dañar, y sin olvidar que debes suavizar el camino de todo aquel con el que te encuentres, de todo aquel con el que compartas batallas.  
Recuerda que la vida es un conjunto de situaciones y que sólo tú permites y controlas como te afectan y como reaccionarás a ellas. Eres parte de las acciones, de una manera u otra participas en ellas, y tu controlas, y solo tú, como esas acciones modifican tu vida.  

El aceite impregnado con cuidado y atención consciente, evitará que el paso del tiempo y el paso de las acciones dañen la espada. 

Ahora, guarda con cuidado tu espada en su funda. No la guardes de pie ya que todo lo que has hecho, caerá y no habrá valido de nada. Mantenla preferiblemente en un lugar de acceso sólo para ti,  con el filo hacia arriba si la pones con el filo hacia abajo, por error o descuido puede caer y sin darte cuenta todo lo que ya hemos hablado puede dañar a alguien o a ti mismo, sin control. Mantenla en posición horizontal, relajada, manteniendo siempre esa posición será más difícil que se dañe o dañe a alguien, en relajación será más fácil controlar las situaciones, notar y sentir. 



Por último, recuerda que un guerrero o guerrera solo desenvaina completamente su espada si va a combatir. Únicamente para ti, para limpiarla, para recordar lo vivido, para recordar los que te acompañaron o te acompañan, solo en esos momentos debes desenvainar tu espada. No por ego, no por orgullo, no por exhibicionismo. Aquí no hay "me gusta", sólo estás tú y tu katana. 

"Un guerrero de al luz siempre puede elegir su campo de batalla.   A veces se ve sorprendido por combates que no deseaba; pero no sirve de nada huir, porque estos combates lo seguirán.   Entonces, en el momento en que el conflicto es casi inevitable, el guerrero habla con su adversario. Sin demostrar miedo ni cobardía, procura saber por qué el otro quiere luchar; qué es lo que le hizo salir de su aldea y buscarlo para un duelo. Sin desenvainar la espada, el guerrero lo convence de que aquel combate no es el suyo.   Un guerrero de la luz escucha lo que su adversario tenga que decirle. Sólo lucha si es necesario.  Manual del guerrero de la Luz (P.Coelho)" 

Un paso en tu camino. 
Juan Carlos Martín Tejada 

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